El miedo es una de las emociones básicas del ser humano. Siempre ha tenido una función adaptativa imprescindible para desarrollar una vida normal y segura. En este caso se habla de un miedo físico, que se manifiesta como una reacción de alarma ante objetos definidos que entrañan un peligro real para nosotros. Este tipo de miedo no supone ningún problema. El miedo que supone un problema para las personas es el miedo psicológico. Se puede hablar de miedo psicológico cuando nuestro miedo se da ante una serie de objetos, personas o situaciones que en apariencia no deberían de desatar tal temor, como pueden ser personas que a uno le atraen, ciertas situaciones sociales, la oscuridad y la noche, o el verse uno expuesto y evaluado. El miedo psicológico se relaciona mucho con lo que podría llamarse miedo social, es decir, con miedos provinientes de la educación recibida, conceptos y creencias culturales muy arraigados y, últimamente en especial, el miedo infundido por los medios de comunicación como son el miedo a no tener belleza y envejecer, a la gordura y no vestir a la moda, a no disfrutar de los avances tecnológicos, y otros muchos, de carácter sutil, propios de la sociedad de consumo. El miedo psicológico es, en realidad, miedo a ser rechazado. Se enraíza en experiencias infantiles y vitales que suelen reforzarse con todo el cuerpo de creencias sociales basadas en la culpa, la inseguridad de las personas y la manipulación política o comercial. Por ello esta es una emoción que resulta ser uno de los principales motivadores de la gente, a la vez que un elemento paralizador que bloquea la libertad y la fluidez de las personas.
Cuando el miedo se convierte en una emoción de tipo irracional y excesiva ante un objeto concreto o situación se habla de fobia. La fobia es una afección muy incapacitante que causa muchos trastornos al que la sufre, si bien a veces suele darse en situaciones tan específicas que la persona convive con ella durante años hasta que se decide a enfrentarla. Se relaciona con la ansiedad, por ser una forma de miedo ansioso enfocado en un objeto específico. La fobia social, la fobia escénica, la claustrofobia, la agorafobia, la fobia a volar o las fobias a los animales son algunas de las más frecuentes, y todas ellas pueden ser tratadas de una forma muy concreta tras un análisis específico de sus orígenes.