1. Módulo corporal
1.1. Técnicas de respiración
La respiración es básica para una buena comunicación oral, ya que forma parte del acto de fonación y articulación del habla. Cuanto mayor control respiratorio más fuerza y mejor emisión tendrá nuestra habla. Pero además la respiración es el principio del autocontrol dirigido a vencer una de las mayores barreras del orador: el miedo escénico.
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1.2. Técnicas de fonación y vocalización
La fonación es la actividad muscular que realizamos para emitir los sonidos en la comunicación oral. El objetivo último de la fonación es la articulación de las palabras mediante el proceso por el que se modifica la corriente de aire procedente de los pulmones, en su paso por la laringe y con la intervención de otras cavidades como la bucal y la nasal. Sin una fonación correcta no existe un habla clara.
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1.3. Técnicas de relajación dinámica y el miedo escénico
El miedo escénico es un miedo a verse expuesto ante los demás y no resultar lo suficientemente competente, en realidad un miedo al rechazo mezclado con miedo al ridículo. Supone una de las mayores barreras del orador público. Existen técnicas de relajación dinámica para vencer esta barrera, las que, combinadas con técnicas de contacto emocional con el presente, permiten al orador superar esta limitación.
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1.4. La presentación, momento crucial
La salida a escena y la propia presentación es un momento crucial y muy temido. Existen técnicas para conseguir un mayor nivel de fluidez y control en esos momentos de máxima tensión.
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1.5. La presencia escénica
Una de las claves para ser un buen orador es el dominio de la presencia escénica, es decir, la capacidad de salir ante el público y captar completamente su atención simplemente con la propia expresividad y el manejo del escenario que uno hace. La presencia escénica requiere de la práctica de ejercicios de expresión corporal y emocional.
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1.6. El manejo del espacio y los elementos de apoyo
El manejo del espacio y de los elementos de apoyo que realice un orador es fundamental. Con la proliferación de las nuevas tecnologías los elementos de apoyo han ido invadiendo el espacio del orador y desplazándolo como figura principal, hasta relegarlo a una simple posición de transcriptor de la información expuesta en un “power point” u otro tipo de elementos que deberían de ser secundarios.
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1.7. El lenguaje corporal
La comunicación entre las personas se da a otros niveles además del verbal. Estos son los niveles afectivos, gestuales y corporales, e implican un lenguaje diverso, diferente e independiente del lenguaje verbal. El lenguaje corporal ocupa un 80% del total del lenguaje empleado en la comunicación. Esto significa que nuestro habla transmite más a través del cuerpo que de las palabras. De ahí la importancia de ser coherente, de practicar lo que se habla para que nuestro discurso tenga verdadera fuerza e llegue a la gente.
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2. Módulo emocional
2.1. La ansiedad, el miedo y el autocontrol
La ansiedad y el miedo tienen una razón de ser de tipo muy psicológico. La seguridad en uno mismo depende de aspectos muy concretos que van desde el propio autocontrol hasta la real autoridad y honestidad en la emisión del discurso. Para ser buenos comunicadores es imprescindible tener control de la relajación, de manera que esta nos permita la emisión de un discurso claro y coherente. El dominio de la relajación en los procesos de comunicación nos permite tener una buena relación con los demás y una comunicación fluida.
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2.2. La inteligencia emocional y el conectar con la gente
Una de las claves de un buen comunicador es la capacidad para conectarse con sus oyentes. Esto implica procesos sutiles de inteligencia emocional. La inteligencia emocional empieza por el contacto con las propias emociones, punto a partir del cual puede dirigirse del plano intrapersonal al interpersonal para crear una buena conexión y un buen entendimiento con los escuchantes.
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2.3. La oratoria emocional
Un buen orador es aquel que hace vibrar al que le escucha, que le hace sentir emociones y moviliza algo en su interior con lo que dice. La capacidad comunicativa de un orador depende de conseguir emitir mensajes que lleven implícito un contenido vivencial que haga que el oyente se implique. La palabra debe de ir cargada de la propia conciencia y el magnetismo personal, auténticas fuerzas persuasivas en la comunicación oral y la oratoria.
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2.4. Los ritmos, las pausas y los tiempos
Un orador debe de tener un manejo muy sutil de los tiempos, tanto en lo relativo a la duración de su discurso como en lo referente a los ritmos de emisión del habla, las pausas y la entonación. Manejar de una forma incorrecta el tiempo por un habla acelerada, poco pausada y demasiado prolongada, hace que la comunicación pierda toda su fuerza.
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2.5. Preguntas incómodas u otras contrariedades
Es muy frecuente que cuando uno hace una presentación sobre un tema asalten en algún momento preguntas emitidas con una intención de contrariar, mostrar desacuerdo o incluso tratar de dejar en evidencia al ponente. En estos casos uno tiene que tener muy claro como comportarse para evitar tensiones innecesarias que pudieran empañar el evento.
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3. Módulo intelectual
3.1. Más contenido y menos información
Un mensaje meramente informativo no es propio de un orador con fuerza. Actualmente existe una saturación de información en la cabeza de la gente a la que un buen orador no puede sumarse. El buen orador debe aportar contenido vivo en su mensaje como resultado de su experiencia directa en el tema tratado.
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3.2. El dominio de la temática
Es fundamental hablar de temas que uno domine y en los que tenga auténtica autoridad. Jamás será uno un buen orador si habla de algo que no ha experimentado y que no ha preparado debidamente tras un estudio cuidadoso.
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3.3. El bilingüismo
Ser un buen comunicador requiere desarrollar una especie de bilingüismo que combine lenguaje técnico y su correlato en un lenguaje coloquial que sea comprensible por todos. La habilidad de adaptarse a la modalidad lingüística de un auditorio es un elemento crucial para ser entendido debidamente.
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3.4. La estructuración de un discurso
La presentación de un contenido en público, sea del tipo que sea, requiere de una previa estructuración. Un mensaje desordenado es fatal para el éxito de una presentación. Cuando nuestro mensaje es claro y ordenado el curso de las acciones que generamos es acertado y nos hacemos efectivos. Esto supone tener bien claro lo que se quiere decir y cómo lo vamos a decir. Cuando hablamos con claridad, bien informados y de una forma sencilla, nuestra comunicación gana muchísima efectividad.
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3.5. La capacidad sintética
Una vez se tiene claro el mensaje y la estructura que se le va a dar hay que darle forma para su presentación. Dar forma a un mensaje implica saber sintetizarlo apropiadamente para que sea entendible en las condiciones de tiempo y espacio en las que se está transmitiendo.
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3.6. Una imagen vale más que mil palabras
La capacidad sintética se relaciona con el hecho de ser gráfico. Para ser gráfico hay que saber ser concreto y presentar los conceptos de una forma doméstica accesible al entendimiento del oyente. De lo contrario la cabeza de quien nos escucha se saturará y no seguirá auténticamente lo que estamos diciendo. Ser gráfico y concreto en lo que se dice depende de un manejo adecuado del hemisferio derecho del cerebro.
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3.7. Habla y escucha activa: atención, imaginación y memoria
La oratoria implica tanto saber hablar como el saber escuchar. Ambas cosas requieren el dominio de la atención. Este e posible a través del dominio de la respiración y el control ocular. Estas son capacidades que se adquieren en la práctica da relajación. Cuando nos concentramos en sentir el ritmo respiratorio y relajamos la mirada la imaginación comienza a ser controlable para poder visualizar lo que queremos decir o lo que nos están diciendo, retenerlo, poder comprenderlo y recordarlo mejor.
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3.8. La memotécnica del buen orador: la codificación
La capacidad sintética y gráfica se relacionan íntimamente con la memoria visual. La memoria visual requiere un manejo adecuado de la atención y la imaginación, así como el dominio de ciertas técnicas de codificación por medio de iconos. El dominio de la memoria visual dinámica implica el manejo del hemisferio derecho del cerebro, y es imprescindible para hacer una presentación maestra en la que uno no dependa de elementos de apoyo externos para seguir el argumento de su propio discurso.
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3.9. La integración de los hemisferios cerebrales
Para que una persona hable con fuerza y auténtico poder persuasivo, no sólo debe de haber experimentado y practicado seriamente lo que habla, sino que debe transmitirlo desde los centros superiores de su cerebro y con un alto nivel de energía. Esto es lo que permiten las técnicas de integración de los hemisferios cerebrales.
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Observaciones metodológicas y horarias
El programa de intervención propuesto requiere de unas 24 a 32 horas de trabajo, tiempo por debajo del cual su aplicación se verá afectada por restricciones de espacio correspondientes, si bien esta condición no exime de la posibilidad de su aplicación parcial dando prioridad a los contenidos demandados por la entidad correspondiente. Estas horas se distribuyen de una forma flexible adaptada a los condicionantes horarios del personal implicado. La duración de cada sesión en ningún momento resultará pesada por combinarse práctica y teoría con una intensa participación de todos los componentes del grupo. En caso de existir restricciones inamovibles al horario propuesto se establecería un horario adaptado a las necesidades del centro. La aplicación del programa requiere una sala con sillas que no estén fijas al suelo, una pizarra con tizas o rotuladores de colores.
En cada una de las sesiones se combina terapia grupal con ejercicios prácticos y fundamentos teóricos sobre todo lo practicado en el programa de intervención. A pesar de dejar la teoría en un segundo lugar, por considerar la práctica el aspecto auténticamente determinante, el aspecto teórico se imparte a un nivel técnico y sintético, lo que permite fundamentar de forma sólida, clara y sencilla toda la materia tratada.
El programa de intervención requiere de una actitud colaborativa de sus asistentes. La empresa no se responsabiliza de la negativa reiterada de los asistentes a seguir las indicaciones del programa establecido, caso en el que el cliente deberá tomar medidas determinantes sobre el personal en particular. Toda la información a la que se acceda durante el servicio quedará sometida al estricto secreto profesional según el Código Deontológico del Colegio Oficial de Psicólogos de Galicia, y la Ley de Protección de Datos.
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